¿Se cerrarán los paraguas en Hong Kong?
Por María José Zamora
Dentro de los temas de la revista Realidad y Perspectivas Nº 35 de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, no sorprende la publicación del artículo “Protestas en Hong Kong”, cuando desde un tiempo hasta la fecha hemos sido testigos a la distancia de las noticias sobre jóvenes que se han movilizado en esa parte del mundo. Las movilizaciones de jóvenes y universitarios no es noticia en occidente, ha sido una constante al menos desde mediados del siglo XX. Sin embargo, cuando esto sucede en oriente y precisamente en Hong Kong que se vislumbraba como una potencial fuente de reformas democráticas para el resto del país, se vuelve noticia internacional y nos inquieta, la pregunta es qué lleva a movilizarse a los estudiantes en la ex colonia británica, la que hasta ahora había sido testigo de una vida próspera y cierta estabilidad política.
Las recientes y masivas manifestaciones vividas en Hong Kong, también conocida como la “Revolución de los Paraguas”, se deben en gran parte a razones histórico-políticas. Principalmente, derivadas del traspaso de esta región desde la corona británica al gobierno chino en el año 1997. Se convierte en una Región Administrativa Especial, dentro de la cual las autoridades chinas se comprometieron a respetar el régimen legal pre existente, el sistema económico capitalista imperante, las libertas cívicas y libertad de prensa, por un plazo de 50 años, bajo el conocido principio de un “un país, dos sistemas”.
La elección del gobernador de esta región nunca se ha realizado por sufragio universal como suele suceder en una democracia tradicional moderna. Estando en poder de los británicos, el gobernador era elegido por los ingleses. Bajo la autoridad del gobierno chino el gobernador era elegido por un Comité de Elecciones compuesto por 1200 personas. Sin embargo, el año 2007 el Partido Comunista chino decide que la elección de gobernador de Hong Kong del año 2017 sería mediante sufragio universal. Pero, en agosto recién pasado la misma autoridad emite una decisión estableciendo que los candidatos a la elección de gobernador del año 2017, serán nombrados por un Comité de Nominación compuesto por personas leales y afines al régimen. Los candidatos para ser “aprobados” por el Comité deben “amar Hong Kong y China” para así mantener la estabilidad de la región. Este requisito resulta un tanto curioso para un contexto democrático, pues este criterio para obtener la aprobación de la nominación es puramente subjetivo. La consecuencia de esta decisión no han sido sólo las protestas masivas de la sociedad hongkonesa liderada por los estudiantes, sino que podrían traducirse en otros efectos políticos importantes.
En primer lugar, si el gobierno chino cede ante las peticiones democráticas, podría ser una señal de aliento para el resto de las ciudades, así como también una señal de debilidad de la autoridad del presidente Xi Jinping, quien podría ver afectada su capacidad para controlar la situación. Asimismo, beneficiaria a muchos de sus enemigos políticos, partiendo del hecho de que Xi Jingping comenzó una campaña anticorrupción cuyos principales objetivos han sido aquellos leales al ex presidente Jiang Zemin. Uno de sus protegidos, Zhang Dejiang, es el presidente del Partido Comunista, justamente la autoridad que emitió la medida de esta controversia.
A estos antecedentes, se puede agregar la celebración de la Cuarta Sesión plenaria del XVIII Comité Central del Partido, lo que podría aumentar la tensión en esta pugna de poderes. Tampoco podemos olvidar ciertos efectos que podría tener sobre la economía, toda vez que ya se enfrenta un escenario de desaceleración económica importante, que junto con esta reforma electoral podría suscitar una desconfianza por parte de los inversores.
En segundo lugar, Xi Jinping afirmó que la fórmula “un país, dos sistemas” podría ser el principio que pondría fin al conflicto entre Taiwán y China. No obstante, las autoridades taiwanesas si bien no han mirado con buenos ojos esta aseveración, parece menos probable esa fórmula hoy, atendiendo la situación vivida por Hong Kong, lo que pone en tela de juicio la palabra de las autoridades chinas.
Desde la comunidad internacional, por ahora se observa con ciertas dudas que los eventos sean tan violentos como para pensar en una intervención externa. No obstante, David Cameron ha expresado su preocupación por lo ocurrido en Hong Kong, convocando incluso al embajador chino, señalado que China se comprometió a preservar la democracia.
El conflicto plantea un desafío para las aspiraciones democráticas de los honkonenses y el gobierno central chino que parece no tener una solución en el corto plazo, como se puede deducir de la suspensión unilateral del dialogo con los manifestantes en varias oportunidades y las declaraciones del gobernador de Hong Kong, Leung Chun-yin, que señala que los manifestantes no tienen opciones para cambiar los planes de las autoridades centrales de China.